En España, que se mantuvo al margen de la Segunda Guerra Mundial, la posguerra fue un período difícil. Todas las libertades democráticas y los derechos políticos y sindicales fueron suprimidos. Miles de personas fueron ejecutadas o encarceladas. Fue un tiempo de partido único y de una policía muy dura, y también de penuria económica y racionamiento.
La caída de los regímenes fascistas - de Alemania e Italia - al final de la Segunda Guerra Mundial en 1945 y la condena del régimen español por las Naciones Unidas hizo pensar que la dictadura de Franco se acabaría pronto, pero no fue así. Pocos años después, en la década de los 50, España entraba en la ONU y firmaba un convenio de cooperación con Estados Unidos. Esto le dio cierta respetabilidad internacional al régimen de Franco.
En 1959 se inició un plan de estabilización y luego varios de desarrollo que en unos 10 años sacaron a España de la penuria. A pesar de la "liberalización" del régimen y del desarrollo económico, Franco mantuvo, aunque sin la violencia de la posguerra, su gobierno dictatorial. En 1962 hubo grandes huelgas en Asturias, a pesar de estar prohibidas. La oposición a la dictadura fue haciéndose más amplia. Para garantizar la continuidad de su obra, Franco eligió, en 1969, al nieto de Alfonso XIII como rey que lo sucedería cuando muriese.